Señor director:

Es notable el aluvión de estímulos que reciben mis sentidos, cuando nombro al club Del Bono. Es la magia del hincha, la pasión que se desborda, el verdadero amor a flor de piel. Sin cálculos, sin proyecciones, sin pesas ni medidas. Es una pasión imposible de explicar. 

El sábado salimos campeones del Federal "C”, la categoría más chica de la AFA. La dulce recompensa que tal vez desprecien los equipos grandes. Pero que abrazan los chicos como si fuese la copa del mundo. Fue en una cancha de Rodeo, Iglesia, donde se jugó un auténtico partido de fútbol "chacarero”, denominación en franco desuso. Ibamos con un 4 a 0 a favor en el primer partido. Eso nos daba grandes chances para la vuelta olímpica.

Pero igual la jugamos con fervor, como si estuviésemos detrás de un milagro, de un imposible. Y ellos, San Lorenzo, también entraron a la cancha como si la chance estuviese al alcance de la mano. "¿Acaso el Barcelona no dio vuelta, no hace mucho, un 4 a 0. Por qué no nosotros?”, habrán pensado. Y se jugaron a la posibilidad de una goleada, su única posibilidad, poniendo el alma en cada pelota. Del Bono no se dejó arrollar por el ímpetu de los locales. Y fue 2 a 1 en contra, con lo cual el título se vino para la "Esquina Colorada”. 

Fue para destacar el emocionante gesto de los lugareños. Despidieron con aplausos a su equipo, pero también a Del Bono. Eso, únicamente se puede ver en esos pueblos de frontera, donde un hombre de a caballo te saluda con la mano levantada, aunque nunca te haya visto. Donde se conserva, como una reliquia venerada, el respeto hacia el prójimo y el indisimulado deseo de que el visitante la pase bien, como si estuviese en su casa. Eso tan hermoso y cálido que llaman hospitalidad.

Estar en Iglesia fue como hacer un viaje relámpago hacia el pasado. Hacia aquel fútbol. Hacia aquellas hinchadas. Hacia ese aroma de semita recién horneada que tenemos guardado en algún lugar de nuestra memoria, y que nos reconcilia con lo que alguna vez fuimos.

Después, en el regreso, me cuenta el "Pirincho” Gómez, no menos de 400 hinchas cantaron y bailaron festejando el campeonato, en la "Esquina Colorada”.
El delirio evolucionó hacia lo máximo cuando llegó el camión con los héroes de la jornada, los jugadores y el cuerpo técnico. Pero el triunfo también es de los dirigentes, del "Lucho” Salcedo Garay y su equipo de colaboradores, que en la adversidad más extrema que se pueda imaginar, siguen bregando silenciosa y esforzadamente por mantener viva la querida institución de la calle Balcarce.

¡Dios te salve Del Bono! Te salve y te proteja. Que mis hijos y los hijos de todos los que habitamos aquel bendito arrabal, sepan que por sus venas corre sangre "bodeguera”, aquella que heredé de mi viejo y que desde chico mantiene vivo mi amor por su entrañable camiseta.