Un estudio reveló que cuando un joven llega a casa, éste llega cada vez más insatisfecho, a pesar de que en su hogar no le falta nada.

Es triste pensar que en la actualidad los jóvenes en su mayoría se olvidan que primero son personas, convirtiéndose así en masivos consumidores, en donde el adulto es su servidor.

Estamos en un mundo sin certezas, en donde los padres nos encontramos confundidos y no sabemos dónde tirar el ancla, donde el adulto es más adolescente y en donde se encuentra menos dispuesto a renunciar a su narcisismo para ocuparse del otro.

Hay un resquebrajamiento de las normas y los padres nos sentimos confundidos frente a esta nueva realidad.

Autoridad es el derecho y poder de hacerse mandar y de hacerse obedecer, es decir que los adultos tenemos el dominio de una situación que siempre está al servicio del otro y que se ejerce a través de un vínculo. Puede decirse que cuando los adultos nos retrotraemos a la autoridad dejamos a nuestros hijos en un total abandono.

En estos tiempos complejos es bueno pensar si hay una crisis de autoridad o una crisis en los que ejercemos esa autoridad…

Considero que los padres debemos recuperar esa autoridad con firmeza, sin dañar la integridad física y emocional de nuestros hijos, en donde se generen conversaciones que sean de un 70% de escucha y un 30% en donde sólo los adultos hablemos.

Es necesario expresarles lo importante que son para nosotros, rayándoles bien la cancha, sabiendo que hay límites que no se negocian y de esta manera se va constituyendo la idea que la democracia se forma en casa.

El niño no debe apoyarse en una esponja que es floja, sino en algo sólido y resistente, sintiéndose amado, seguro y protegido, en donde el adulto es consciente que su autoridad no está en la "chancleta”, sino en el cariño y equilibrio que le brinda su propia mano.

Lic. Gema Espinosa
DNI 20.801.852
Coach Ontológico Profesional