Señor director:

Qué dolor inmenso me ha ocasionado la muerte del niño Alan González. Todavía no alcanzo a comprender por qué un chico como él tuvo que dejar este mundo, cuando tenía toda una vida por delante.

Qué caprichoso que es el destino cuando busca a personas tan jóvenes para llevárselas. Él tendría que haber tenido otra oportunidad, para seguir viviendo, para seguir jugando, para seguir gozando.

La esperanza nuestra nos lleva a pensar que fue Dios el que lo convocó para vivir en el cielo junto a Él. Pero cuesta encontrar resignación, porque fue una vida nueva la que terminó de la forma más extraña.

Hasta pronto Alan, sigue jugando a la pelota en el cielo junto a otros ángeles que seguramente te han recibido de la mejor manera.

 

Analía Graciela Galdeano    DNI 18.023.972