Señor director:

Al nacer los niños son como un lienzo en blanco donde comienzan a pintar. Cuando en ese lienzo no se puede ver  lo expresado, podemos decir que estamos frente a un niño vacío y eso es porque no saben cómo hacerlo o porque hay algo que no encaja bien  o que no les hace sentir bien. Lamentablemente en la última década la enfermedad mental infantil ha crecido, aumentando la tasa de suicidio entre los 10 a 16 años, dejando familias quebradas que no saben qué ha podido pasar por la cabeza de su hijo para decidir hacer un acto tan horrible. Hoy los niños tienen demasiados estímulos, piensan menos y quieren satisfacciones inmediatas, donde sus padres están ausentes por demasiado trabajo, siendo muy permisivos e inmaduros, sin estar disponibles emocionalmente. Es necesario hacer un trabajo interno como padres y no permitir que nadie piense en atentar contra la vida, solo porque se siente emocionalmente vacío o solo. Hay que poner  límites definidos para que ellos se sientan protegidos, pasar más tiempo al aire libre, tener comidas juntos y sin pantallas, enseñarles autonomía, permitir que se frustren y que lo valioso se consigue con esfuerzo. Si pensamos en esto, tendremos a un hijo que ha sabido educarse y a un padre con el que se sabe dialogar, donde el niño irá poniendo en el lienzo de su vida, solo agradecimiento y felicidad.

Gema Espinosa 
DNI 20.801.852