Alfredo Di Stéfano, una gloria del fútbol mundial, ex técnico de Boca Juniors entre otros equipos.

Durante mi paso por el periodismo deportivo, coseché varias anécdotas, que a modo de apostillas iré compartiendo con los seguidores de DIARIO DE CUYO. Una de estás transcurrió en 1969, cuando vino Boca Juniors a jugar contra Sportivo Desamparados por el torneo Nacional. El Xeneize se hospedaba en el ex Hotel Nogaró. Allí fui el día anterior al partido, buscando una nota con Angel Clemente Rojas. El jugador, era en ese momento ídolo indiscutible y sinceramente descreía que el crack bajara para una entrevista con un medio de provincia. Pero sucedió que Rojitas se prestó animosamente y demostró la humildad que distingue a los grandes. Durante la entrevista observé que bajaba por las escaleras Antonio Rattín, otro ídolo, pero de una etapa anterior. Acababa de dejar el fútbol, y en el momento una especie de manager. Poco a poco fue rodeado por los jugadores de la Primera, y entendí que hablaban de los premios. A esta altura era sorprendente para mí encontrarme en medio de una jornada doméstica entre tantos cracks, millones e historia. Para iluminar aún más la escena, ví bajar a quien se considera uno de los cinco más grandes jugadores del fútbol mundial, el mítico Alfredo Di Stéfano. En ese momento era director técnico, del equipo que a la postre sería campeón. Se acercó, le dijo algo a Rojitas, y en eso alguien lo llama con una exclamación cariñosa "¡Alfredo, cuántos años!”. El legendario crack se dio vuelta y contestó de inmediato "¡Negro, qué haces acá!”. La curiosidad me llevó a ver quién era el conocido de Alfredo, y me encontré con Ernesto Picot, que había logrado entrar en la concentración con el ánimo de saludar a quien fuera un clásico rival en los años 40/50. Entonces Di Stéfano la rompía en River Plate y Picot era la sombra negra que, jugando para San Lorenzo, se caracterizaba por hacerle siempre goles a Amadeo Carrizo. El día del partido, la gran convocatoria de Boca hizo que estuvieran en el estadio Parque de Mayo la crema del periodismo deportivo nacional. Se habían instalado palcos para periodistas en la parte superior de la tribuna oficial y al lado mío se sentó Osvaldo Ardizzone. No lo podía creer. Tal vez las nuevas generaciones no sepan de él, pero para los viejos lectores de El Gráfico, la revista más acreditada en la historia del deporte argentino, su pluma era de las más sobresalientes en esos años de grandes periodistas, como El Veco, Dante Panzeri, Juvenal y Enzo Ardigó, entre otros. Conversé todo el partido con él y me llenó de orgullo su muestra de admiración por la guapeada del "Gringo” Juan José Pérez entrando por la derecha, que clavó el empate para Sportivo. Rojitas había abierto el marcador para Boca, y el resultado final fue 1 a 1 en uno de los partidos más importantes que se viera en San Juan, en aquellos años iniciales del torneo Nacional. Recuerdos que son historia, y también anécdotas.

 

Por Orlando Navarro
Periodista