Señor director: 


Escribo esta carta para desahogarme de la opresión que me ha estado torturando desde hace años, viendo como se destroza mi patria. Tengo 83 años y llevo como docente 62 años tratando de educar, formar y recuperar la dignidad del ciudadano argentino. Trabajé 33 años como maestra de grado y 52 como profesora de inglés, en simultáneo, casi 25 años. 


Tuve concepto sobresaliente, hasta que en 1975 los maestros estuvimos de huelga dos días. Entonces, la presidente Estela Martínez de Perón, hizo que nos descontaran esos días, por lo cual perdí el concepto de sobresaliente. Así es como un gobierno peronista nos castigó doblemente por una huelga. 


Esto demuestra que a los gremialistas jamás le importaron lo que sufren los docentes. Y, desde décadas atrás, estos personajes se han comportado pésimo con la sociedad. 


Ellos se presentan como los "defensores de la Educación''. Pero la verdad es que nunca les ha importado lo que se enseña y cómo se enseña; pero sí les ha importado cuánto le pueden sacar al docente para sus propias "arcas''. Además de tener sus artimañas para perpetuarse en los cargos sindicales. como si fueran monarquías reales. 


Señores, los años de jolgorio se terminaron. Las cajas del Banco Nación están vacías. Ya se robaron todo. ¿En qué mundo viven los argentinos? 


No se puede tener nada si no se trabaja. Y, menos tener algo para el futuro si no se es austero. 


Todos deben aprender a trabajar en lo que sea, porque si no, pasará lo que el apóstol San Pablo les recriminó a sus seguidores: "El que no trabaje, que no coma''. 


Si el pueblo no empieza a pensar más sensatamente, terminaremos como los egipcios, los pueblos africanos y otros, que desaparecieron del mapa.