Señor director:


A veces, muchas personas no se dan una idea de la tragedia que pueden causar al quitar a un animal de su hábitat natural y trasladarlo a otro sitio. Lo mismo ocurre a veces con ciertas plantas o árboles. En los últimos días, nos enteramos por medio de DIARIO DE CUYO del hallazgo de un "oso melero" en una vivienda de Valle Fértil. Dicen que llegó hasta allí porque esta clase de animales viene huyendo desde el Norte argentino por causa de la depredación y el desmonte. Pero, también es habitual que muchos animales exóticos en estas latitudes sean producto del tráfico que generan dinero para personas inescrupulosas. Cambiar de hábitat a un animal puede causar estragos y modificaciones en el medio ambiente. Un ejemplo de ellos son los castores, que a alguien se le ocurrió trasladar algunos ejemplares desde Canadá hasta Tierra del Fuego. En esta provincia argentina, estos animales se multiplicaron y dañaron los bosques, generando diques en los cauces de agua y la destrucción de bosques. Si bien la geografía canadiense es fría como en la zona fueguina, en su lugar de origen son realmente útiles dentro de la geografía, según los especialistas. Pero no así en estas tierras. Lo mismo sucede con los pinos que plantaron en Villa Pehuenia, Neuquén, y en otros lugares patagónicos, que según los expertos, se multiplican muy rápido y dañan a las araucarias, que son árboles milenarios que crecen 3 centímetros por año. En síntesis, con este tipo de actitudes, el hombre daña la perfecta armonía de la naturaleza y la suele convertir en caos.



Ramón Ochova   DNI 16.931.748