Señor director:
A la década de 1920, se le solía denominar "Años felices". Eran tiempos del charlestón, (una variedad del foxtrot). Al principio era el periodo expansivo de la economía mundial. En ese marco histórico, en San Juan, en el año 1926, se casaron Nazario Carlos Corts, y Rosita Estrada B., pertenecientes a dos familias acaudaladas de Caucete.
Estos tíos – abuelos míos, amasaban una fortuna, que las uvas le brindaron. Don Carlos fue uno de los socios fundadores de la Cooperativa de Electricidad de Caucete. Fue uno de los primeros en tener "Ford T", color "azul noche", último modelo, con ruedas de rayos en madera. La tía Rosita adornaba su vida en ricos y exquisitos encuentros sociales, tanto de la ciudad como de Caucete, donde se lucía las modas europeas, que respondían a una clase social alta.
Los ricos de la década de 1920 eran neoliberales al estilo Estados Unidos y conservadores de derecha al estilo argentino. La mujer ocupaba un importante lugar.
En esos tiempos, estos hombres de sociedad, trabajaban al lado de sus "peones", que don Carlos los contaba por decenas porque era el patrón, en fincas con parrales y frutales. Tener muchas fincas con hectáreas de parrales era ser "patrón de estancia".
Estos tíos no tuvieron hijos. Después del fallecimiento de don Carlos, el 5 de agosto de 1955, doña Rosita, mujer por demás inquieta, al poco tiempo rehizo su vida afectiva. Se fue de su Caucete natal. La fortuna que los hizo felices y diferentes, se esfumó entre cuentas y engaños. Hoy no queda nada, sólo un mausoleo en el cementerio de Caucete, construido en mármol negro y valioso vitraux, con un sólo ataúd, que cada tiempo visito.
