Señor director:

Deseo en este espacio manifestar mi más profunda preocupación por el mal estado del arbolado público de las calles Paula Albarracín de Sarmiento y Dorrego, entre otras arterias del Barrio Aramburu, departamento Rivadavia.

Allí los ejemplares de morera están pereciendo por la falta de agua de riego y cuidado.
Las calles mencionadas son, tal vez, las más afectadas y el problema es considerado muy grave ya que afecta a uno de los mayores complejos habitacionales que existen en la provincia, con una gran densidad poblacional.

Muchos de los vecinos están tratando de mitigar esta situación confiriendo cuidados especiales a los árboles que tienen frente a sus viviendas, pero en términos generales el patrimonio forestal está muriendo ante la mirada impávida del resto de los habitantes y, lo que es peor, de las autoridades municipales y provinciales de turno.

San Juan es un desierto y nuestro núcleo poblacional habita sus oasis que fueron ampliados y forestados de la mano del esfuerzo de nuestros antepasados a fin de hacer nuestra vida mejor y morigerar el efecto de las altas temperaturas que estamos volviendo a registrar como consecuencia de la deforestación.

Por ende no podemos dilapidar la herencia recibida ni, mucho menos, condicionar el futuro de nuestros hijos y nietos. Por ello apelo a la conciencia forestal de todos los sanjuaninos a través de esta prestigiosa Sección de este matutino.