Árboles y ramas caídas como consecuencia del viento.

Las ráfagas de viento Sur que comenzaron a soplar en horas de la madrugada hace unos días sacó a la luz el mal cuidado de la arboleda pública en el Valle de Tulum. Mal cuidados, por parte de organismos provinciales y municipales. Árboles caídos o con sus ramas desgajadas es la prueba más concreta de la falta de agua que tienen los distintos ejemplares. En ese sentido, se puede ver todos los años que las acequias están secas. Nunca pasa el agua, porque ni siquiera hay voluntad para que el preciado líquido de regadío llegue a todos los barrios de San Juan. No se puede tener una arboleda sana sin agua. En ese sentido, el organismo responsable es el Departamento de Hidráulica, mientras que los municipios son los encargados de mantener, junto con los frentistas, las acequias limpias para que circule esta agua. Con árboles bien regados, la savia circula por los ejemplares y, difícilmente un viento pueda derribarlos, a menos que hayan sido mal plantados, es decir a poca profundidad o bien sean de características leñosas como los eucaliptos. Cada gobierno de turno debe comprometerse a forestar todo el territorio provincial y para ello se debería sancionar una ley que sea respetada y que exija un número determinado a plantar por año. Y, que además sean especies autóctonas. Pero a la vez, regar de manera conveniente. Estamos en una provincia semidesértica y se necesita agua como árboles para sobrevivir. Es responsabilidad de todos los sanjuaninos cuidar el medio ambiente.

Por Santiago Bertolo   DNI 13.930.933