Señor director: 


En la Edad Antigua y Media ya era conocida la práctica del ayuno medicinal y sus efectos en la curación de las enfermedades. Si se pretende obtener una desintoxicación rápida del organismo, lo aconsejable es prescindir de todo alimento sólido, y beber en cantidades que se desee, únicamente estos líquidos: agua común o mineral con jugo de limón o sola; jugo colado de fruta fresca recién extraído; tisanas de plantas medicinales como carqueja; boldo; cola de caballo; tilo, y otras.

Mientras dure el ayuno hay que aplicar todas las tardes una enema evacuante de un litro de agua templada, en el caso de una persona adulta. Este lavado diario es indispensable, aun en el caso de haber evacuado espontáneamente. La práctica del ayuno es aconsejable en casi todas las enfermedades, especialmente en las infecciones, febriles, enfermedades de la piel, digestivas y urinarias. Si el ayuno no pasa de los tres días se lo puede realizar sin inconvenientes, y si es de duración más prolongada, en especial si es de muchos días, se lo debe realizar con control médico, para cuidar del funcionamiento adecuado de los órganos vitales. El ayuno absoluto, o sea la abstención incluso del agua o de otro líquido, está indicado en casos excepcionales, como una hemorragia de estómago o de intestino, y entonces el ayuno no debe durar más de algunas horas. El retorno a la alimentación normal después del ayuno, se debe hacer con cuidado, para evitar los riesgos que pueden provocarse, si se ingiere alimentos en forma inmediata. Una vez finalizado el ayuno, el primer día hay que beber sólo jugo recién extraído de fruta fresca, sin colar; el segundo día, puré de fruta madura cada 2 o 3 horas, en pequeña cantidad; el tercer día, agregar a lo anterior puré de hortalizas hervidas, en pequeña cantidad cada vez, y se va aumentando en forma gradual día a día, hasta llegar a la alimentación normal, al cabo de una semana. Las precauciones deben ser mayores, cuanto más prolongado ha sido el ayuno.