Señor director:
Hace 25 años la Iglesia Católica me consagraba sacerdote para siempre en la congregación salesiana. Aquel 14 de diciembre de 1991, se celebraban los 400 años de la muerte de un gran místico y doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz (14 de diciembre de 1591) y los 150 años de la ordenación sacerdotal de nuestro padre, San Juan Bosco (5 de junio de 1841).
Como proyecto de vida elegí el lema sacerdotal: "Entregado por ustedes” (Lucas 19:22), para recordarlo todos los días durante la consagración de la Santa Misa.
Realmente fue un lema demasiado ambicioso, pues en ese día, no percibía del todo sus alcances y consecuencias. Sin embargo, el Señor, con paciencia me fue educando y amonestando, para que lo pueda vivir y tratar de cumplir.
Queridos amigos, en concreto, los invito que me ayuden a dar gracias a Dios, porque a través de la vocación que me confió, ha sido el camino que Él eligió para salvarme, para "misericordiarme” y así ser instrumento de esta gracia para los demás. Recibí la vocación de la vida a través de mi familia ¡Gracias! La vocación de ser cristiano ¡Gracias! La vocación del presbiterado, a través de la Iglesia y la imposición de las manos del cardenal Primatesta en Córdoba ¡Gracias!
Los espero, este miércoles 14 de diciembre, a las 20 horas, en la capilla "María Auxiliadora”, del Colegio Don Bosco. Allí celebraremos la Eucaristía, en estas Bodas de Plata, que la fidelidad de Dios me ha concedido, pues lo único que yo aporté, fue un poco de "riesgo”.
"Todo lo hizo María Auxiliadora”, decía Don Bosco. Así también quisiera seguir en este camino donde los encontré a ustedes, que con su testimonio, me ayuden a perseverar.
"Recen por mí”, como dice el Papa Francisco, para que pueda vivir y morir como cristiano, salesiano y sacerdote. En Jesús, María y Don Bosco.
