Señor director:


La batalla del lenguaje se está dando a todos los niveles. Se pretende introducir un diverso significado a palabras bien enraizadas en la cultura de un pueblo. Y a la vez, sustituir unas palabras por otras, en el intento de hacer desaparecer algunos vocablos del lenguaje común. Recordemos, entre otros muchos casos, el cambio en el registro civil de las palabras "padre/madre", por "progenitores a/b". Y si no se consigue que desaparezcan, al menos, que se reduzca su significado. Manipulación ridícula.


Las dos palabras del título de estas líneas son otro buen ejemplo, aunque muy diferente, a Dios gracias, de lo que acabo de escribir. Todos habremos oído hablar de "solidaridad", también en homilías, sermones, etc.; y en cambio, la palabra "caridad" apenas si la oímos mencionar, salvo cuando se refieren a la organización católica denominada "Caritas". Benedicto XVI tituló una de sus Encíclicas con estas palabras "Deus caritas est". En castellano traducimos, "Dios es Amor", quizá por pensar que si dijéramos "Dios es Caridad" rebajaríamos el sentido más profundo de la palabra amor; cuando lo que haríamos sería enriquecerlo. Lo que nunca se nos ocurriría sería decir: "Dios es solidaridad". ¿Por qué? Sencillamente porque la "caridad" incluye y enriquece la "solidaridad". "Solidaridad" es una palabra cultural y social que manifiesta relación horizontal de una sociedad. La "caridad", palabra cristiana por excelencia, lleva consigo en primer lugar un amor profundo a Dios; y en el corazón de Dios, un amor profundo y sincero a todos los seres humanos criaturas de Dios. El Diccionario de la Lengua Española define así la palabra solidaridad. "Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros". 



Javier Domínguez   DNI 7.124.596