Señor director: 


La desfachatez siempre tiene nombre y apellido. Susana Trimarco es muy conocida en Tucumán. El invento de su historia le ha dado excelentes resultados y también a los abogados que la acompañan en el entramado que desconoce el gobierno. 


Salió de la pobreza, y hoy hasta hace ostentación de "nueva rica''. El éxito fue coronado en base a mentiras y haberse colgado del cuello de la expresidenta, Cristina Fernández, envolviéndola en astutas adulaciones que siempre festejó la exmandataria, quien obligó al exgobernador José Alperovich a entregarle a la señora, elevadas sumas de dinero del erario público. 


Al no poder seguir con su astuto plan en Tucumán, se radicó en Córdoba, siempre protegida por sus abogados y por "empleadas'' que debían sostener su historia. 


Hoy se pasea por los medios televisivos sin sonrojarse. La investigación debe abarcar al hijo de Susana Trimarco, Daniel Horacio Verón, quien reside en Río Gallegos, Santa Cruz. Allí consiguió trabajo en la Aduana, por medio de La Cámpora con un sueldo de $140 mil mensuales. En diciembre de 2015, con diferentes agregados, percibió la suma de $184.480. 


Es evidente que Susana Trimarco no es la persona indicada para seguir administrando la fundación que radicó en Córdoba. Tampoco se puede creer que se postule para obtener el galardón que se concede a los privilegiados por el premio Nóbel de la Paz.