Es evidente que la barbarie está en todas partes. Hace unos días, durante una recorrida que realizamos por el Parque "Federico Cantoni'', llegamos hasta el sector de la hostería. Allí, nos encontramos con que el mirador, que ha sido construido sobre el costado Sur de la ruta, tiene inscriptas unas consignas que han sido realizadas con pintura en la base de una pared. En esa misma zona de Rivadavia, en el Jardín de Los Poetas ocurrió lo mismo. Es lamentable que esto suceda porque los graffittis afean el aspecto de un lugar que hasta hace unos días lucía impecable. Algo parecido me han dicho que ha pasado con una plaza construida en la localidad de Bermejo, en Caucete. Recientemente inaugurada, grupos de vándalos han dañado parte de la infraestructura y unos baños que han sido construidos en las inmediaciones.


Puedo seguir enumerando casos similares, pero la lista sería interminable. Nuevamente surge el tema del daño al patrimonio público y la falta de control o vigilancia de los organismos públicos para evitar que esto ocurra y que se tengan que reinvertir fondos para su recuperación. Esos fondos bien podrían utilizarse para nuevas obras y no para estar arreglando las dañadas por gente que no comprende que ese dinero es producto del pago de impuestos que todos hacemos, ya sea por servicios o por consumo.

La zona del Parque Federico Cantoni y Jardín de Los Poetas, entre los blancos de los vándalos.



Por Jorge Eduardo Gómez   DNI 16.036.980