Señor director:

Cada vez hay más indicios de que el impacto de la especie humana sobre el medio ambiente sigue creciendo de forma destructiva y alarmante. Recientemente se ha establecido que entre 1990 y 2015, la Tierra perdió el 10% de la superficie que se puede considerar naturaleza salvaje. En otras palabras, en 25 años han dejado de ser espacios vírgenes unos 3,3 millones de kilómetros cuadrados.

Sudamérica tiene ahora un 30% menos de espacios naturales intactos que a principios de la década de 1990, mientras que África ha perdido en el mismo periodo el 14% de sus espacios salvajes.

Todo ésto pone de relieve la urgente necesidad de políticas internacionales que reconozcan el valor de los denominados espacios salvajes, los últimos grandes reductos de biodiversidad del planeta. Si no actuamos pronto, todos los espacios vírgenes perderán su estado salvaje natural y esto será un desastre de muy diversas consecuencias.