Por más que estemos en plena época de vacaciones no se puede admitir que la atención al público en diferente oficinas de la administración pública u organismos del Estado sea deficiente. En la víspera tuve la experiencia de una mala atención cuando concurrí al Centro Cívico de nuestra provincia a completar un trámite iniciado hace un par de semanas. Al llegar a la oficina correspondiente, lo primero que hice fue informar el número de expediente como se me había recomendado que hiciera. El empleado que me atendió inició la búsqueda de la solicitud y luego de unos minutos me dijo muy despreocupado que “todavía no ha salido” y que “se encuentra en despacho para una resolución”. Además me confirmó que en la oficina donde está el expediente en ese momento no había nadie, así que indicó que llamara por teléfono dentro de tres días para saber cómo seguía el trámite.
Todo esto me pareció una barbaridad ya que me había trasladado 60 kilómetros desde mi hogar, el día indicado y a la hora señalada y ahora me volvía sin nada.
Creo que si queremos que el país salga adelante, no pueden pasar este tipo de cosas. Necesitamos que se optimicen las funciones del Estado para evitar demoras o incumplimientos. No puede ser que porque haya gente de vacaciones o se ausente de sus lugares de trabajo por cualquier otra circunstancia, el público deba pagar con esperas interminables o, como en este caso, con la imposibilidad de completar un trámite que ya va a llevar casi un mes.
Debemos inaugurar de una vez por todas la era de la Argentina digital en la que todos los trámites se puedan realizar online o presencial pero con resolución inmediata.
