Señor director:

Entendemos los beneficios de la prevención en su infinito abanico de posibilidades, como por ejemplo: prevenir el delito, la ingesta de drogas y alcohol con educación, trabajo y deporte; accidentes de tránsito con educación vial y severas penas a los que no cumplen normas, (incluidos los inspectores); embarazo no deseado con educación sexual; adicciones por el juego con formación especial; separaciones de pareja con diálogos y/o tratamientos apropiados; partos prematuros con información a las futuras madres; vacunas oportunas e inteligentes para todas las enfermedades; cuidado del agua y del medio ambiente; orientación para el buen uso de las redes sociales y/o celulares a jóvenes y adultos; dedicación para el buen tránsito de la vida de los ancianos y/o personas con capacidades diferentes; accidentes de trabajo, etc. Curar estos males cuesta muchísimo más que prevenirlos. ¿Los políticos saben esto? ¿Y saben que cuentan con una multitud de personas muy solidarias, interesadas en brindar su apoyo, a través de asociaciones, ONGs, clubes, vecinales, cooperadoras, en los hogares o en lugares de trabajo? Porque tenemos una situación caótica social, la cual se ve reflejada en los rostros de los argentinos de bien, y sin dudas se encuentra engrosada por la falta de prevención inteligente.