Creo que los argentinos somos optimistas respecto de las perspectivas económicas para 2017. Tenemos que asumir que a partir del sinceramiento del Indec, terminamos aceptando que pese a todas las expectativas que traía 2016, ha sido un año duro a consecuencia de una pesada herencia. Para muestra sólo basta un botón: no medir la pobreza para no estigmatizar, que eran un 5% o menos que Alemania o comer por 6 pesos, como aseguraron Axel Kicillof, Aníbal Fernández y Guillermo Moreno, ex funcionarios kirchneristas. Hecho el diagnóstico y asumida la realidad, hay que diseñar Políticas de Estado que ayuden a superar la crisis.  

La sociedad sigue ajustándose y hace sacrificios para poder superar el trance en la íntima convicción que es el camino necesario para volver a crecer. 

El esfuerzo lo deben hacer los administradores de turno usando "sentido común”. No podemos seguir pagando impuestos tan altos indefinidamente, como si no tuviera ningún costo, si no reaccionan terminaran ahogando las esperanzas de un 2017 mejor.  
Ha llegado la hora de ordenarse, ser disciplinados y contener el gasto, que debe ser eficiente, eficaz y transparente.  
Sólo el ejemplo podrá generar confianza y los ciudadanos lo sabremos reconocer.  

Luis Aguilé, en el estribillo de su inmortal "De hombre a hombre”, logra compendiar íntegramente este deseo: "…Sólo así tú podrás gobernar, no tendrás que luchar con nuestra incomprensión los que estamos abajo queremos trabajo y queremos también ayudar…”’.