Una medida tomada por el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha causado entre asombro e indignación. Tras declarar que tener perros como mascotas es un simbolismo de la "decadencia capitalista" ordenó que estos animales, en el ámbito de la capital norcoreana Pyongyang, sean capturados a pesar de que sus dueños puedan acreditar su pertenencia. La indignación por este accionar surge en que los dueños de los perros sospechan que el gobierno está utilizando las mascotas para resolver el grave problema de escasez de alimentos por el que atraviesa la nación. La preocupación es porque desde hace unos días hay brigadas pertenecientes al gobierno que recorre la ciudad obligando a los propietarios de perros a entregarlos. Si no lo hacen los confiscan por la fuerza y los sacrifican. Lo más triste de todo es que estos animales tienen como destino alimentar a un sector de la población estimado en aproximadamente el 60%, que está pasando una situación muy difícil ante la carencia de alimentos. Hay que tener en cuenta que Corea del Norte tiene una población que supera los 25 millones de habitantes y que la falta de alimentos se agravó por las sanciones internacionales impuestas al régimen por sus programas de misiles nucleares, según un informe de la ONU. Corea del Norte también se vio muy afectada por una serie de desastres naturales el año pasado, que afectaron las cosechas, mientras que se ha visto gravemente afectada por las inundaciones. Otro factor que ha incidido en la escasez fue la decisión de cerrar la frontera con China debido al coronavirus.

La costumbre de consumir carne de perro en la península de Corea es de larga data y siempre se la consideró un manjar. La tradición continúa muy arraigada en el Norte mientras que en Corea del Sur, nación más industrializada y capitalista, esta costumbre se está desvaneciendo paulatinamente.

En el norte acuden a la carne de perro por ser un elemento básico en el menú, a tal punto que es ofrecida por la mayoría de los restaurantes de Pyongyang.

Por Redacción
DIARIO DE CUYO