Señor director:

En el reciente Foro de Davos, una vez más, se ha puesto en evidencia la globalización y el problema de la desigualdad creciente en el mundo.

Se trata de un problema complejo, con implicaciones políticas y culturales, pero es evidente que la raíz se encuentra en un sistema que busca el beneficio por encima de cualquier consideración humana. Se añade a ello un fenómeno de evasión fiscal que aumenta la desigualdad e impide la mejora de los servicios sociales.

Hay que destacar, no obstante, que el debate en Davos es fruto también de la preocupación de las grandes empresas, alarmadas por la inestabilidad social que se está generando y el reconocimiento de que la globalización de los mercados no ha contribuido a una mayor distribución de la riqueza, con el agravante de la aparición de los populismos. La reflexión iniciada debería contribuir a una regeneración del sistema económico que tantas desigualdades está propiciando.