Señor director:

Con la Semana Santa llega el pescado como tema de conversación y menú obligado. La preocupación es si comemos o no comemos pescado. Conversamos de qué forma prepararlo, dejando en segundo plano lo religioso, que nos da lo mismo si vamos o no vamos a una iglesia.

En ese marco hay una receta de cómo se prepara el "Dorado a la San Martín". ¿Y, por qué se llama así?: cuando este héroe cabalgaba por los pagos vecinos al Pasaje, un día, al salir de Metán, pronto a partir, y ya con el pie en el estribo, rehusaba el almuerzo que, servido, le presentaban. Llegó un pescador trayéndole el obsequio de un hermoso dorado; tan hermoso, que el adusto guerrero le dio una sonrisa. Escamado, abierto, vacío y limpio el hermoso dorado, que estaba relleno con el picadillo, los huevos duros en rebanadas, las aceitunas y las nueces, peladas y molidas.

Cerrado el vientre con una costura, envuelto en un blanquísimo mantel, fue entregado a los dos asistentes, que a carrera tendida partieron, y adelantando al general, llegaron a la siguiente etapa. Esa en la que el famoso dorado fue puesto al horno, y asado. Calentito lo guardaban para servirlo en la comida.

Desde entonces, también en Semana Santa el "Dorado a la San Martín" figura en el menú de muchísimos restaurantes del país. Una receta para preparar el dorado, y que fue un invento casual del Padre de la Patria, don José de San Martín.