Los chorros de agua en el lago del Parque de Mayo volvieron a estar entre los atractivos del "pulmón verde" de la ciudad.

Con motivo del extenso aislamiento, no tuvimos oportunidades de salir con libertad a la calle. Sin embargo, en estos días, al pasar por el Parque de Mayo, noté algo que me llenó de alegría. Fue ver los chorros de agua en medio del lago. Por fin volvieron a activarse estos atractivos que relajan la mente tan solo con escuchar la caída del agua en medio de esa naturaleza que brindan los árboles, plantas, aves y peces que hay en ese lugar. En tiempos normales, este predio, calificado también como el principal "pulmón verde de la ciudad" es como un imán para todos los sanjuaninos y visitantes que suelen llegar a nuestra provincia. Es un ícono de la buena salud, ya que también suele ser el lugar preferido por miles de comprovincianos para hacer caminatas, trotes y ejercicios físicos localizados. Pero, sobre todo, ese contacto con el aire puro tan anhelado en los últimos tiempos de contaminación ambiental.


Esta maravillosa imagen y sonido de los chorros de agua es una buena manera de generar beneficios saludables para la sociedad. Me refiero a la salud mental, de manera específica. 


Ante esta situación de pandemia en la que necesitamos de buena salud mental, física y espiritual, me parece que este aporte a la salud se tendría que transformar en tendencia y arreglar, si hace falta, los chorros de agua ornamentales que hay en las distintas fuentes que existen en plazas como también en rotondas. Como ejemplo puedo mencionar la fuente que está frente a la Legislatura o bien entre la esquina de las avenidas Alem y José Ignacio de la Roza. Sería una muy buena vista para una ciudad que quiere ser atractiva, cuando esta situación sanitaria esté superada dentro de poco tiempo, si Dios así lo quiere.