Señor director:


Ahí están. En mi comedor. Me han venido a visitar en un viaje fantástico, montados sobre una imagen en blanco y negro. Superando las leyes de la física, el tiempo y la distancia que a veces parecen no existir. Como ahora. Ahí están, jóvenes, vitales, sonrientes. Los muchachos de entonces, repletos de "Esquina Colorada" y Del Bono. Desbordados de hábitos comunes, que los hermana, abroquela y los hace pertenecer a un barrio, un club, un mismo sentimiento. Pliegue insondable y misterioso que los hace uno, en su diversidad.


¡Qué pilcha luce el "Coco" Fernández!, el Presidente. A su lado (en círculo), ese regalo inesperado que nos ha traído desde la gran capital. Del fútbol profesional. Ese hombrecito goleador en cuatro temporadas consecutivas, ídolo de San Lorenzo, de Boca luego y de la Selección argentina. Tormento de las defensas y los grandes arqueros como Antonio Roma y Amadeo Carrizo. Lo ha traído y acaba de hacerlo firmar para Del Bono. Es el "Nene" José Francisco Sanfilippo. Nada menos.


Teníamos que pellizcarnos para saber que no estábamos soñando. Yo lo vi en el momento de firmar en la Liga Sanjuanina. Entonces comprobé que era cierto que el "Coco" lo había contratado.


Lo vi junto a mi hermano Daniel, que estaba arrancando en el periodismo. Curtió rápidamente buena onda con él, lo tomó del hombro y lo acompañó hasta la puerta de la Liga, como si se conociesen desde siempre, contándole quien era Del Bono, su nuevo club, y cómo era el fútbol que se jugaba en estas tierras.


Aquí están, en mi comedor. Me los trajo el Juanito López, de la familia de los cancheros del club. El "Coco", de saco y corbata; Sanfilippo, a su lado, elegante y complaciente de la revolución que ha provocado su llegada. Los demás, están vestidos de barrio, posando muy contentos. Entre otros reconozco, desde la izquierda, al Carlitos Avila, el "Chanchero" Montenegro, el "Toro" Vázquez, el Jacinto Laciar, Cataldo (arriba), el "Gordo" Estay, Horacio Crubellier, don Fernández y el de anteojos creo que es Carlos Gutiérrez.


Aquí están, esparcidos entre otras fotos, expuestos a la luz sobre la mesa de mi comedor. Aquí están, los muchachos del barrio, de mi edad, algunos más chicos, otros más grandes, pero atravesados por el halo celeste y blanco de nuestra camiseta "bodeguera". Los trajo el gran acontecimiento de la venida del "Petiso". El que nos hizo creer, por un momento, que el modesto Del Bono, podría ponerse también en la fila reservada para los grandes del fútbol.


En esta foto que acompaño, quedó en resguardo aquel momento que acaso, en el futuro, convoque el recuerdo de otro noctámbulo asolado de nostalgias. Esos tipos extraños, que parecen tener los ojos en la nuca y les gusta mirar hacia atrás. Donde anidan las añoranzas. Que por razones reglamentarias, Sanfilippo no pudo jugar, es otra historia.