Todos los años para el mes de marzo se repite un ritual. En el participan miles de niños. Este acto apunta a cimentar el futuro y a la formación, educando a los ciudadanos, para que el día de mañana no sea usado por los gobiernos, ya que el analfabetismo somete a los pueblos. A muchos gobiernos, como a los gremios de la educación, no les interesa que el pueblo se eduque, se capacite y busque una mejor calidad de vida a través de la educación en la escuela. En mi época de estudiante en la escuela primaria, los maestros no faltaban, no existían los gremios y aprendíamos a sumar y leer ya en 2º grado. Hoy la educación impartida deja mucho que desear. Los chicos de la primaria, secundaria y muchos de las universidades, no saben o les cuesta leer de corrido. No saben interpretar textos, ni que hablar de hacer una multiplicación, y lejos, muy lejos de saber conjugar un verbo. Otro detalle: los padres eran cercanos a las maestras, que en forma conjunta, se ocupaban de la formación del niño, porque también las autoridades gubernamentales trabajaban en este sentido. Lo que importaba era el niño, o sea los hombres y mujeres del futuro. El alumno era importante. Hoy, y muy lamentablemente, todo dio un giro opuesto, que solo ocasiona daño intelectual y moral al niño. Hace oscurecer el futuro de una Argentina, que cada día entra en una crisis más profunda. Pareciera que los gremialistas son parte de la culpa de las inconductas que se dan en las escuelas, donde los docentes se pelean, verbal y físicamente con los padres, los alumnos son cada día más violentos, llevan todo tipo de armas y no libros. Los docentes no saben enseñar y menos inculcar valores, al menos de conductas respetos y compañerismo. Viven de para en paro, perdiendo la esencia del educador, que es enseñar en la aulas. Los gremios han perdido el respeto, hasta para ellos mismo, sólo responden a intereses políticos partidistas, y se han puesto en la vereda del patoterismo, la intolerancia y la mezquindad. Sólo buscan "negociar” con el poder político de turno, y hacerse de un cargo muy bien pagado. De lo que digo sobran ejemplos, se pueden contar por cientos. En mi primaria, no había paros, no había gremios, los docentes eran libres, y nosotros los alumnos, nos educábamos mirando a nuestro futuro.

Primer grado inferior "A” con la señorita Lita Mabel Quiroga en la Escuela Leandro N. Alem (8 de noviembre de 1956)