Señor director:


Cuando era niño, allá por 1970, más precisamente en el Jardín de Infantes, hoy llamado Nivel Inicial, la maestra que tenía nos decía que nuestra amada patria Argentina, era "nuestra casita'' y que todos quienes vivíamos en ella éramos "familia''. Por lo tanto, debíamos "cuidar y amar a nuestra gran y hermosa casita como a toda la familia argentina''. Eran tiempos del mes de mayo, cuando todo se vestía de fiesta con banderas celestes y blancas por todas partes. Que lejos que quedaron esos tiempos. En la actualidad y desde hace ya varios años, lo que más se nota es la desunión de los hermanos nacidos en esta "casa'' que es nuestro país. Muchos son los responsables. Pero esta carta no es para culpar a nadie, sino más bien, para pedirle a Dios que traiga unión entre los argentinos, que nos miremos a los ojos como hermanos nacidos en esta bendita tierra; que dejemos el egoísmo de lado para construir una gloriosa nación como la soñaron los héroes de la Revolución de Mayo. Que Dios bendiga a la Argentina.


Ramón Ochova
Poeta costumbrista