Señor director: 


Rafael Correa, presidente de Ecuador, ha tenido un lado muy oscuro. Ha tenido un talante muy poco democrático, ha reducido casi a la nada la independencia judicial y ha perseguido de forma sistemática a la prensa libre. Desde que a finales de 2015, Mauricio Macri, se convirtiera en presidente de la Argentina, se viene produciendo un cambio de ciclo político en América latina. 


Los populismos y los indigenismos están perdiendo peso. Las elecciones locales celebradas últimamente apuntan en esa dirección. Evo Morales, presidente de Bolivia, recibió en 2016 un severo revés al intentar perpetuarse. Pero el ciclo a favor de una democracia más madura en América latina no prosperará, mientras no se reduzcan las inmensas diferencias sociales que todavía perviven en la región.