Señor director:
Soy una usuaria de la tarjeta SUBE que está muy conforme con el sistema, porque es cómodo, práctico y, sobre todo, agiliza el momento de subir al colectivo. Le facilita también la tarea al chofer y contribuye, lógicamente, con la seguridad en el tránsito. Pero hay un sólo detalle que me molesta mucho y es el momento de cargar la tarjeta.
Antes nos quejábamos porque, en ocasiones, los choferes se quedaban con nuestro vuelto o un par de monedas, pero resulta que ahora esas monedas, que van entre los 3 ó 4 pesos, se los queda el kiosco o el comercio destinado a expender las cargas de la tarjeta. Mejor dicho, no se los queda, sino que cobra ese importe por un servicio que debería ser totalmente gratuito.
Pasa lo mismo que con el plus médico y otros artilugios similares que se cobran con el argumento de que la ganancia o rentabilidad de determinada actividad no es suficiente.
Yo trabajo desde hace varios años en la administración pública y en la oficina a la que me asignaron todos los que trabajamos tenemos un sueldo con el que, en ocasiones, no llegamos a fin de mes. Sin embargo, no cobramos ningún plus a quienes atendemos diariamente. Lo mismo tendría que ocurrir en todos los ámbitos y ahora, especialmente, con la tarjeta SUBE. Muchas gracias.