Señor Director:
El vicio latinoamericano de adorar a sus íconos y caciques a cualquier precio y bajo cualquier circunstancia es el producto de la falta de cultura y de educación que tanto combatía con su pluma y sus fecundas acciones de apoyo a la educación popular, el maestro y presidente, Domingo Faustino Sarmiento.
Lamentablemente, seguimos el mismo camino, que nunca pudo borrarse. Nosotros con Rosas, Perón, Che Guevara, Néstor y Cristina Kirchner, los panameños con Noriega, los nicaragüenses con Somoza, los paraguayos con Stroessner, los venezolanos con Chávez y Maduro, los cubanos con Fidel Castro y hoy los brasileros con Dilma y Lula.
Pero nuestro país está a la cabeza de todos. No es casual que actualmente los aluviones populares sostengan abierta y públicamente candidaturas absurdas de personajes enjuiciados con pruebas contundentes, como Lula y Cristina.
