Los melones sanjuaninos se cotizan o tienen “fama” como los “mejores a nivel país”, ya sea por su aroma o perfume, por su sabor a un dulce envolvente, por sus variedades o simplemente porque son los mejores. El consumidor desconoce el antes, cuando degusta esta fruta que acompaña las mesas familiares o cualquier restaurante de Argentina. Es época de melones en San Juan, como es época de lluvias y tormentas. Es también época de desazón y tristeza por parte de los productores. Aquellos que esperan todo un año para comercializar el esfuerzo de su trabajo.
En este contexto, como consumidor es que concurro casi todos los días a la Feria y Mercado de Abasto, de la Capital. Debo reponer la mercadería que luego venderé en mi pequeña verdulería, la cual debe estar siempre fresca y renovada, Allí, en la feria, hay muchos “meloneros” que ofrecen sus productos en el suelo, en sus camionetas, en sus canastos. Lucen cientos y variados melones que dan un color y aroma, que atrapan a los ocasionales clientes y verduleros. Estos pequeños productores, que apuestan al trabajo, al esfuerzo y a dejar a San Juan muy bien conceptuado, en épocas de tormentas, se ven muy perjudicados y abandonados. No encuentran una respuesta por parte de las autoridades municipales y provinciales a una tarea que genera mano de obra. La presión tributaría, muchas veces asfixia y los hace evasores, porque muchas veces las pérdidas son mayores que las ganancias. Conversando con algunos de los “meloneros”, que se replantean la continuidad de esta actividad, dicen que las autoridades deberían ser más contemplativas con los productores y en temporada de melones y lluvias, hacer un impase y no ser tan intransigentes con las cargas tributarias.
En los meses de diciembre a marzo exceptuar de esta obligación, considerando que San Juan las lluvias en una noche destruyen la producción un año, dejando sin trabajo a cientos de meloneros, que sólo en tres o cuatro meses al año y de acuerdo de cómo les vaya, deben proyectar la continuidad de esta actividad. Esto es un esfuerzo de a dos, ellos que trabajan y los gobiernos que incentiven, apoyando y conociendo un poco más el esfuerzo de “los meloneros”.
