La emoción de vestir los colores de su club, no se compara con nada. En la foto, chicos de la categoría 1982-1983 del Club Atlético Trinidad.


Seis años, si mal no recuerdo. Allá por 1989, a sólo 9 años de la creación del Club Atlético Trinidad. Fue el primer día que me tocó vestir la camiseta y los colores del "León''. En ese entonces, camisa con botones color mostaza, cuello marrón y "la número 8'' (color original del club) que luego fuera modificada por el rojo y negro que mejor representaba a sus clubes originales fusionados. Después, largos meses de discusión con mi viejo, que no me quería llevar al club hasta que no aprendiera a perder. A la fuerza, aquella vez en la mítica plaza España, donde íbamos con el viejo a jugar los sábados o domingos, me tocó perder de nuevo. Pero era la puerta para ir al club o seguía en las plazas. El Hugo me observaba como midiendo mi buen comportamiento y era como "la prueba'' para entrar al club. A la semana próxima me dice: - "vestite que vamos a jugar con Trinidad''. - Pero no entrené, no conozco a nadie. - Dale que vas a debutar en un club y vas a jugar fútbol 11. - Ok ¿dónde jugamos? ¿En la cancha de la calle Mendoza? - No, contra Sportivo Desamparados.


- Uhhhh, aquel equipo que era el orgullo provincial y esa cancha, donde habían ido a jugar Bochini y Bertoni, con el "Rojo, Rey de Copas'', después de ganar la Libertadores de América. Había dejado su invicto ahí, en esa cancha, llamada "El Serpentario'', donde habían pasado tantas glorias como el "pelado'' Paz, Recupero, "tripa'' Cortéz, entre otros. Todas esas historias las había escuchado a esa altura. Y allá iba en el auto con las piernitas flojitas. En esa cancha iba a debutar, sin botines, no había tiempo de pasar a comprar, en ese entonces el Lito Guirado era el DT. Recuerdo que me tiraron la "8'', que era la que usaba mi viejo, y a jugar en la auxiliar de la cancha. En ese entonces recuerdo a los mellizos Guirado, amigos hasta hoy. El Ema y Emi, arquero y goleador. En aquel entonces fusionadas las categorías 1982 y 1983. El partido lo perdimos 1 a 0 creo, y si la toqué 5 veces fue mucho. Pero había jugado en ese templo de historias la primera vez. Eso ya era mucho. Desde aquel día hasta hoy hizo que sintiera un profundo respeto por la camiseta de Desamparados y esos colores. Claro que más adelante el partido que más quería jugar y ganar era justamente a ellos y más esos clásicos de escuelita e inferiores, contra el Silvio Prieto, Ema Guirado, etc. Hace unos días pasé por la cancha y me frené en la auxiliar. A 30 años de ese día recuerdo nítido hasta el olor de la camiseta. Se entiende que ganarle alguna final a ese equipo tenía un valor especial. Y, si tocaba perder, dolía el doble por esa carga emocional e histórica.


Por Santiago de la Torre    DNI 30.092.485