Señor director:


El testimonio de la "jubilada estafada", publicada en Cartas del Lector, motiva esta reflexión. Es una realidad, de la que ningún ciudadano está libre de ser sorprendido por esta clase de delincuentes. Vivimos en una sociedad que en general ha perdido códigos y valores que hacen de la persona un ciudadano honesto. Vivimos entre rejas, en los frentes, ventanas y fondos de nuestras viviendas. Encerrados bajo llave con doble puerta. Pero el enemigo no abandona su acecho y piensa nuevas estrategias. Actualmente es el llamado al teléfono o celular haciéndose pasar por un familiar, enfermo, accidentado o internado y se cae fácilmente en la trampa, si no estamos atentos. Suena el teléfono al contestar me dicen: "Nona, Nona, estoy con cólicos" (ningún nieto me llama así) a lo que respondo: "Si estás con cólicos toma pastillas de carbón". Me contestan "¿Cómo me dice eso?" vuelvo a responder aclarándole que me doy cuenta de su engaño y corté. ¿Fue un engaño o una broma?... me quedó la incógnita, ninguno de mi familia le agrada hacer esa bromas y comienzan las suposiciones y quedamos como al principio. Pero de una cosa estoy segura, que las autoridades que velan "supuestamente" por nuestra seguridad, no hacen nada. ¿Tienen miedo? Me pongo en sus zapatos, yo también tendría miedo, a enfrentar a malandras, pero esta seguridad se puede manejar muy bien con inteligencia y maneras propias para apresar y castigar. Yo los llevaría a la cordillera a picar hielo. La impotencia me embarga y dejo esta queja-pedido a las autoridades de buena voluntad, para que pongan los medios necesarios y resguarden así nuestra seguridad.


Dora Z. López de Bustos   DNI 1.887.928