Señor director:

Mi intención con esta carta es aportar y animar a las autoridades provinciales para que trabajen en el desarrollo de la industria caprina. ¿A quién no le gusta comer un chivito a las brasas o a la llama, o quizás disfrutar de un buen quesillo. Además del queso y leche de cabra, que es recomendada en casos especiales para niños y mujeres encinta. Estos y tantos otros beneficios son los que estos nobles animales le dan al hombre.

La respuesta es muy sencilla. Siempre que pensamos en chivitos, nos viene a la mente departamentos como Valle Fértil, Calingasta, Iglesia, 25 de Mayo, Caucete, Sarmiento, por mencionar sólo algunos. Allí, los puesteros sufren sequías y la falta de apoyo estatal y privado para mantener sus animales. Y, también vemos con dolor, que muchos hijos de estos sufridos hombres y mujeres de campo, tienen que abandonar su tierra para marcharse a buscar otros rumbos en busca de mejorar su vida.

En ese marco, vemos con preocupación que se le otorgan muchos beneficios a los cabriteros chilenos que cruzan la cordillera para las veranadas, contaminando las cuencas y nacimientos de nuestros ríos. Pero no vemos una política de desarrollo de la industria cabritera en nuestra provincia.

Se trata de una industria que puede dar trabajo a miles de personas, si se desarrollan políticas que tiendan a un crecimiento ordenado.

Además, ingresarían divisas a la provincia, que al gobierno de turno le interesa. Y por cierto, los sanjuaninos que viven en los departamentos mencionados, verían fuentes de trabajo en su tierra y no tendrían que tomar la dolorosa decisión de emigrar de sus pagos.

Los grandes especialistas en el tema, dicen que en los momentos de crisis es cuando tiene que aflorar la inteligencia y creatividad en el hombre para poder triunfar. Esperemos que eso ocurra en nuestra provincia.