Señor director:

En el mensaje para la "Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado", el papa Francisco, lamenta que los países dediquen todos sus esfuerzos a impedir la entrada de migrantes, en lugar de poner en marcha "políticas adecuadas de acogida", o en su defecto, "programas de repatriación segura y asistida".

Desde la Conferencia Episcopal, se ha lamentado el trato que muchas veces se da a las personas y familias inmigrantes en distintas partes del mundo, en especial Europa, con la llegada de miles de personas de origen sirio, por ejemplo.

Dentro del viejo continente, la sociedad española ha sido modelo en la acogida e integración de extranjeros, nada menos que unos 6 millones, entre 1990 y 2013. Pero las trabas legales se han complicado considerablemente en los últimos años.

Esto no significa negar la necesidad de regular las fronteras. Sin embargo, es posible hacerlo con mucha mayor generosidad y sensibilidad, comenzando por dejar de ver en la inmigración una amenaza, en vez de una oportunidad de enriquecimiento para todos.

Este modo de pensar es una vertiente. Aunque hay quienes piensan de manera totalmente opuesta, luego de ver y sufrir el comportamiento de muchos inmigrantes en los países donde se los acoge. En la actualidad, Argentina sufre una gran polémica en el sentido de regular el ingreso de extranjeros, ya que muchos de los inmigrantes han formado organizaciones de tráfico de drogas, en Capital Federal y Gran Buenos Aires.