Señor director:
A veces, los seres humanos nos vamos a los extremos. En épocas anteriores, nuestros padres, abuelos y bisabuelos, solían tratar a los niños con disciplina estricta, que a veces cruzaba el límite para convertirse en autoritarismo. Esto aparejaba, una falta de diálogo entre padres e hijos, además de traumas y conductas negativas. Luego, las décadas generaron cambios. Desde hace un tiempo a esta parte, más aún, con el "tsunami tecnológico” como punta de lanza, a los niños se les da en muchos casos, los caprichos que piden, sólo para que no molesten. Es decir, nos fuimos para el otro lado.
Por lo tanto, sigue faltando un diálogo fluido. Es por ello que, diversas publicaciones hablan sobre la necesidad de los niños que piden hasta de manera inconciente, tener más comunicación con sus padres. Escuchar sus consejos, sentir una palabra de aliento, tanto de mamá como papá. También, por qué no, palabras de llamado de atención, siempre dichas con amor, pero con firmeza para corregir el rumbo si fuera necesario.
Sin dudas, tenemos que aprender a dialogar. Si, dialogar entre los adultos y con los chicos, quienes nos necesitan cada día más. Es que, así como un árbol cuando está creciendo, necesita de un "tutor” sujetado a su tronco, con el fin de que crezca derecho, así también los chicos necesitan de nuestro apoyo. De estar a su lado para que crezcan sanos en cuerpo y alma. Los frutos serán buenos, cuando veamos años más adelante, que se convirtieron en hombres y mujeres con valores, que seguirán enseñando lo que aprendieron siendo niños y adolescentes.