
La higiene es parte fundamental para el cuidado de la salud. Eso lo sabemos todos. Recibimos esa enseñanza en la escuela, en la mayoría de los hogares y es un requisito social para el trato interpersonal. Sin embargo, muchas veces estos conceptos de higiene personal como familiar, no se dan al momento de compartir los espacios públicos. Quienes en medio de esta pandemia salimos a trabajar, podemos observar que los empleados municipales de distintos departamentos hacen su trabajo normalmente. Sin embargo, en distintos barrios del Gran San Juan, se puede observar contenedores con bolsas de residuos, incluso a sus costados, como también aquellas que fueron rotas por los perros que muchos dueños dejan sueltos para que anden por la calle. Pero no solo eso, en los contenedores como en sus costados hay vecinos inescrupulosos que dejan maderas, plásticos y hasta escombros. Así se produce un gran foco de contaminación al que se le pueden sumar las botellas plásticas en las acequias y otros elementos que sirven como nidos para las alimañas de todo tipo como cucarachas, moscas, ratas, pericotes, entre otros.
Ante este estado de situación, creo que todos los vecinos del Gran San Juan, que suman alrededor de medio millón de personas, estamos ante el compromiso social de tener más cuidado con la manipulación de nuestros propios residuos. No debemos contaminar nuestras calles, acequias ni demás espacios públicos, porque de esa manera conspiramos contra nosotros mismos y los demás. Debemos prevenir enfermedades infecciosas como el dengue, que ya afecta en gran número, por ejemplo a la provincia vecina de La Rioja. Más allá de los consejos oficiales es una responsabilidad de todos mantener nuestras calles y barrios limpios para protegernos como comunidad de distintas enfermedades.
Por Dalmiro Gutiérrez DNI 20.1061.854
