Señor director: 


Tengo el agrado de dirigirme a usted, a fin de solicitarle tenga a bien difundir, a través de la tan efectiva Sección Opinión, de DIARIO DE CUYO, mi preocupación por el estado de abandono de la arboleda pública que rodea al Hipódromo de Rivadavia y el Jockey Club de San Juan. 


Hace algunos días, transitando por avenida República del Líbano, me llamó la atención los ejemplares de moreras que están en todo el perímetro, sobre la vereda de esta institución deportiva, cultural y otrora turística de San Juan. 


Dicho club perdió su glamour de las décadas de 1970 y 1980 del siglo pasado, cuando fue verdadero epicentro de los deportes hípicos y del tenis de la Región Cuyo y no es noticia nueva. Pero en la actualidad, observando esta actividad en otras provincias como Buenos Aires, Córdoba y la más cercana, San Luis, con su hipódromo de su nueva Ciudad de La Punta, me llamó tremendamente la atención su aspecto exterior. Hoy, por ejemplo, carece de veredas. Hay depósitos de residuos a su alrededor, etc. 


Es que luego de cumplir con las tareas previstas en su cercanía, la curiosidad y las nostalgias de un exsocio, causadas por el mal aspecto que observé, me llevó recorrer también la avenida Paula Albarracín de Sarmiento y la recordada cortina de eucaliptus, hoy en vías de extinción. Ni hablar de las calles Martín Güemes y Florida. 


Una verdadera pena invadió mi espíritu y la rebeldía interior de negarme a aceptar de que tal situación no pueda ser revertida en la actualidad por las autoridades municipales, vecinales y del mencionado club. Todo esto, en la búsqueda de engrandecer San Juan y de recuperar, ahora con tecnologías más eficientes y económicas que las de antaño, el prestigio y el atractivo turístico y cultural de la mencionada institución, ya sea para la provincia, la región y el país.