Señor director:
Se considera que el humor es sano, cuando alivia la tensión y otorga una visión de la vida. No siempre es posible reaccionar enseguida con humor. Muchas veces nos enfrentamos con situaciones trágicas, lo cual hace que la objetividad sea muy difícil. Surge la pregunta si no es contraproducente el humor que toma con toda liviandad las situaciones trágicas que se presentan. Si el humor quita nuestra voluntad de hacer algo positivo ante una situación patológica o traumática, podemos decir que es un humor enfermo. Qué hacer cuando nuestro mundo se desmorona, cuando un ser querido nos decepciona, cuando un amigo en quien confiamos nos falla o cuando los políticos nos acusan de conductas escandalosas, cuando las leyes se muestran ineficaces y existe un evidente deterioro social; en esos casos, los que nos dan la fuerza necesaria para seguir adelante son la fe, el amor y el humor. Y, estas fuerzas sostienen nuestro convencimiento que, a pesar de todo, vale la pena vivir. Tenemos un ejemplo de buen humor en Santo Tomás Moro quien compuso la siguiente oración para alcanzar la alegría: "Concédeme, Señor una buena digestión y también algo para digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla. Dame Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el mal, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos, y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama "Yo". Dame Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. Así sea".
Dr Francisco Lázzaro
Médico – MP 1760
