Señor director:


En este mundo caótico que vivimos por los motivos ya conocidos, se hace necesario hablar sobre un error en el que caemos diariamente. Se trata de que diferenciar no es discriminar. El reconocimiento de la igualdad de los derechos de los hombres no sólo no es contrario sino que incluye el reconocimiento del derecho de las personas a la diferencia, y en su atención específica en igualdad de oportunidades. Diferenciar no implica minusvalorar, y en muchas ocasiones es imprescindible para alcanzar la equidad.


Un principio fundamental de la democracia es la igualdad de derechos de todos los ciudadanos y el derecho a no ser discriminado por razón "de raza, color, sexo, religión, opinión política y de cualquier otro tipo, origen, etc.". (Artículos 1, 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Otros derechos fundamentales se refieren a la educación, como que "El padre y la madre tienen derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos" (artículos 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). No se excluye la educación diferenciada, antes al contrario, se reconoce como derecho.


Julián Martínez
DNI 7.124.596