Las obras en el club bodeguero son muy importantes para deportistas, socios y el barrio en general, que observa a la institución crecer.


Y todo a pulmón. Así es como avanzan, paso a paso, los clubes chicos. Esfuerzo de los dirigentes, de los hinchas, de los vecinos. Cada cual ofrece parte de su tiempo para ver crecer la institución del barrio. Así es como se escribe la historia de Juan B. Del Bono, el club de la Esquina Colorada. Mi memoria se esfuerza en recordar los hitos que fui viendo todos estos años, y que significaron cada vez una nueva obra, humilde, pero que llenaba de orgullo a la tenaz hinchada "bodeguera".
Recuerdo aquel bañito sin techo y con vista directamente a la cancha. Se ubicaba en el vértice noroeste, al lado de los vestuarios. Es decir que el aficionado podía satisfacer sus necesidades urinarias sin dejar de ver el partido. Lo que se dice, un baño con visor. También se viene a mi memoria la cancha de polvo de ladrillo de básquet. Supe muchos años después, que los muchachos más grandes se dieron a la obra de poner los mosaicos, y se reunían a descansar, luego de la jornada, a la orilla del canal que corría por la San Miguel.


El techado de la cancha de básquet se pudo hacer gracias a la venta de Jorgito Pereyra a Los Andes (hoy Trinidad), allá por los años 70, mientras que las tribunas de la cancha de fútbol se inauguraron un tiempo antes, por los 60, y constituyeron un gran adelanto para la institución. Mucho esfuerzo y sacrificio.


Gente simple y trabajadora fue tomando a su tiempo la dirección del club y quién más, quién menos, todos se preocuparon por llevarlo adelante, como cuando se agrandó el campo de juego, ganándole espacio a las veredas contiguas y erradicando algunos árboles donde, antaño, uno miraba los partidos entre el nutrido grupo de la familia "miranda", que no tenía un peso para pasar por las boleterías. Hoy, bajo la presidencia del "Lucho" Salcedo Garay, se inicia otra etapa más, con la refacción de los viejos vestuarios, del cual incluyo una foto para que quede en el recuerdo de los aficionados. Baños nuevos, duchas nuevas, y la posibilidad de que sean también utilizados por las divisiones inferiores y las otras disciplinas. Que siendo un club chico, es de los pocos que puede ofrecer tanta diversidad, aparte del fútbol, como básquetbol, futsal, handball, vóley, ciclismo y algún otro que se me puede escapar. Siempre un pasito más. 


De a poco, pero sostenidamente, la institución "bodeguera" avanza hacia el horizonte que soñaron nuestros padres, allá por 1926, cuando fundaron el club que homenajea la familia Del Bono, que donó el predio, en medio del loteo que dio origen a la barriada que creció a la vera de las calles San Miguel y Cereceto.

Orlando Navarro
Periodista