
Sobre calle Jujuy pasando Chile, frente al complejo habitacional nuevo, hay un gran baldío a cielo abierto, sin cerramientos y con los peligros que eso supone.
A cinco minutos de la Civilización y al lado izquierdo del corazón de la ciudad, nos encontramos con un paisaje que se suponía que ya no existían y que por el bien común de y para todos y una mejor calidad de vida, las normativas gubernamentales y/o municipales dieron respuesta inteligentemente a situaciones que la desidia o comodidad han provocado. Porque cuando se quiere, se puede.
Sobre calle Jujuy pasando calle Chile y frente de un nuevo complejo habitacional, está ubicado o se encuentra un gran baldío a cielo abierto, sin cerramientos por los o el señor propietario incitando a varios peligros y a poquitas cuadras de pleno centro, que con el avance de la urbanización se ha convertido en un espectáculo desagradable para los vecinos y no vecinos.
Se puede apreciar que esa zona del "Pueblo Viejo" de Concepción, los vecinos se esfuerzan en valorizar sus casas con adelantos urbanos, que muchas veces cuesta, para que la zona luzca más linda, segura y mejor cotizada, que lamentablemente este inmenso baldío rompe ilusiones y esfuerzos.
Estos baldíos, que los hay muchos (frente a mí domicilio hay uno que nunca se logró su cerramiento) atrasan y estancan progresos y no cabe, así sea una mera expresión de deseo, decir: "La ciudad más limpia y moderna".
Hay ordenanzas, disposiciones, normativas que se legislan en favor del orden y beneficio del vecino. Se exige por este mandato que los baldíos sean cerrados por los propietarios con paredes que den seguridad hacia afuera y alejar los peligros que implica tener un sitio abierto, en donde se provoca y atrae problemas ya conocidos, como guaridas para delincuentes, alimañas de todo tipo y variedad y sobre todo respeto a los vecinos que se esmeran en capitalizar embelleciendo la zona y el barrio, en donde se relaciona y convive buscando sus seguridades en estos tiempos difíciles.
Las autoridades municipales deben ser más exigentes y aplicar la legislación existente haciendo valer el mandato que el vecino les dio en las urnas, confiando en las promesas declaradas por los políticos antes, para ser cumplidas después.
