
Señor director:
La salutación al emperador era el prólogo a la sangrienta lucha de los gladiadores que llegaron a diez mil en la época de Trajano. La expresión "Ave César, los que van a morir te saludan" era el saludo que los gladiadores romanos dirigían a quien presidía el espectáculo de sus luchas en el anfiteatro. Con un estridente sonar de trompetas y en medio del griterío desbordado de la gente, empezaba la función que duraba todo el día. En ese espectáculo degradante se había convertido lo que había comenzado como un ritual fúnebre introducido en Roma en el siglo III aC. Esta costumbre se mantuvo hasta el final de la República cuando la demagogia empezó a adueñarse de la política y los candidatos explotaban la progresiva afición de los romanos a este "juego" sangriento en las campañas electorales. Durante el Imperio se convirtió en una cuestión de Estado y fue monopolizada por el emperador en Roma y por sus representantes en las provincias.
Obviamente no pretendo comparar en todo su contenido lo ocurrido hace más de veinte siglos, pero de acuerdo a lo que está sucediendo en la actualidad no ya en las arenas del Coliseo romano y entre gladiadores y fieras sino en las calles mismas de cualquier ciudad: robos, secuestros, violaciones seguidas de muertes y todo cuanto enriquezca el vocabulario delictivo, incluidos los accidentes de tránsito provocados por el alcoholismo, "picadas" o imprudencias, el saludo de la gente de hoy al salir cada día de sus casas bien podría ser; "¡Ave, los que vamos a arriesgar nuestras vidas te saludamos..!".
Carlos Buscemi
Escritor
