Cuando éramos niños, muy niños, aparte de la pasión inevitable por el fútbol, y también por el ciclismo, gracias a la "Calingasta", desarrollamos con mi hermano Hugo, un gran entusiasmo por el turismo de carretera. Él era hincha de Marcos Ciani, tal vez porque piloteaba un Chevrolet, que era la marca del auto de mi papá, y yo de los Gálvez. Mi viejo era fanático de Julio Devoto, el albardonero. Me preguntaba por qué, si no aparecía en las portadas tanto como aquellos, o Marimon, Eusebio Marcilla, Pablo Gulle o los Emiliozzi. Entonces decidimos seguirlo, por sanjuanino y por mi viejo. Esperábamos con entusiasmo el Gran Premio Argentino de Carretera, que partiendo desde Buenos Aires unía varias provincias argentinas. Recuerdo que habitualmente la largada era exactamente a las doce de la noche desde una rampa ubicada frente al Automóvil Club Argentino. La primera etapa, esa vez, unía en un largo recorrido la Capital Federal con Mendoza, de modo que se corría durante toda la noche. Y con mi hermano nos pegábamos al receptor, cuaderno y lápiz, para anotar el desarrollo de la prueba y el paso de los pilotos por los distintos puntos que se atravesaban. El tema era detectar cuantos autos había superado Devoto en los primeros tramos. Eso era muy común. Y de a poco se nos fue metiendo en la piel de hincha. Por El Gráfico, revista que leía en el kiosco del Aroca, nos fuimos enterando de sus hazañas entre los grandes del TC, que abarcaron las décadas del 50 y 60.

El sueño de que el nuevo autódromo de El Villicum sea bautizado como "Julio Devoto, Ampacama".

De las publicaciones de la Asociación de Pilotos de TC, pude sacar los doce grandes premios que ganó. Estos son: 19-11-50, Gran Premio de Mar del Plata; 19-3-52, Comodoro Rivadavia; 3-5-53, Circuito La Tablada, Córdoba; 21-6-53, Campeonato Cuyano de Velocidad; 6-9-53, Campeonato Cuyano de Velocidad: 20-9-53, Premio Vicegobernador de Córdoba; 19-6-60, Vuelta de Casilda; 28-8-60, Autódromo de Buenos Aires; 25-9-60, Vuelta de Ensenada; 9-7-61, Autódromo de Buenos Aires; 6-5-62, Autódromo de Buenos Aires y 14-10-62, Gran Premio Ciudad de Bahía Blanca. Corredor intrépido y veloz al comando de su coupé Ford V8, se agiganta en el recuerdo porque luchaba en solitario frente a grandes corredores, consagrados incluso internacionalmente, dando ventajas en cuanto a recursos y equipamiento. Es por ello que vuelvo a insistir en que sería un acto de estricta justicia que el Autódromo del Villicum, lleve su nombre. Así como el de Zonda lleva el de Eduardo Copello, o el de Córdoba de Oscar Cabalen, o el de Buenos Aires el de Oscar Alfredo Gálvez. Ellos hicieron la historia grande del TC y el "Loco" Devoto, supo llevar como estandarte a San Juan, siempre que corrió. Por eso se merece que el circuito, enclavado justamente en su Albardón natal, sea bautizado como "Autódromo Julio Devoto, Ampacama". Un sueño. Mío y de muchos fierreros que crecieron admirando sus grandes hazañas. Sería bueno consultar entre los lectores si acompañan esta idea. Creo en ella por lo dicho y para que sepan de él las futuras generaciones.

 

Por ORLANDO NAVARRO
Periodista