Señor director:

Hasta el 15 de enero de 1944, cuando el reloj del templo que se ubicaba justo al centro de la única torre y debajo del campanario, hacia el lado de la calle, marcaban las 20.44 horas, Concepción tenía una iglesia con estilo colonial español. Allí se veneraba la imagen de la Virgen María.

Cuando abrían sus tres inmensas puertas de madera tallada, en su interior se descubría la devoción hecha imágenes. 
El cura, Eustequio Esteban, ese sábado, esperaba a unos novios para unirlos en matrimonio frente al altar. Un altar con escalones y una barrera de pequeñas columnas de mármoles de color verde agua, que también servían de reclinatorio, sobre todo para recibir la comunión.

En el altar mayor lucía la Inmaculada Concepción. A sus costados, dos grandes ángeles que sostenían unos candelabros de diez velas cada uno. También a los costados estaban las imágenes de la Sagrada Familia, y la Cruz de Cristo Crucificado. Un poco más atrás, cerca de las puertas, la Virgen de Andacollo. Frente de ella, sobre la pared que daba a la calle República, estaba la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

Entre las imágenes de la Virgen de Andacollo y la del Niño Dios, que sostenía al mundo en su mano, estaba el púlpito en madera tallado sobre relieve.

La foto nos muestra cómo era la esquina de la iglesia, y de la plaza hace ya 75 años. Allí se observa en primer plano a las casas de la "Niñas Gómez", señoras de buen poder adquisitivo y muy religiosas, al lado y haciendo esquina estaba el club de boxeo (hoy Club Julio Mocoroa, en calle Mendoza), en la esquina de República y Tucumán, el bar de don Ambrosio Sarmiento, muy concurrido por parroquianos de la zona y de lejos.

Unos metros más al Sur (hoy supermercado ) la casa de don Luis Jorge Fontana, un coronel que tuvo una destacada actuación civilizadora en el Sur de nuestro país.

La plaza con veredas de césped, con plátanos, árboles en formación, daban un marco de un tranquilo departamento Concepción. La Iglesia, Municipalidad, Policía y toda la edificación colonial, no resistieron el terremoto de ese 15 de enero de 1944.

A las 20:44, ya nada existía. Muchas imágenes sobrevivieron a la catástrofe y hoy se las puede venerar como símbolos de fe. El Padre Esteban murió bajo los escombros, los novios dieron el sí antes de morir, las campanas no sonaron porque estaban entre escombros.