Señor director:

Transcurría la mitad del siglo XX, y los adultos de nuestra provincia comparaban cómo era la nueva vida de San Juan después del terremoto de 1944, que casi destruyó por completo la ciudad, salvándose sólo algunos de los edificios que habían soportado el fuerte remezón.

Si bien yo no estuve para vivir esa traumática experiencia, he tenido muchos comentarios de mis padres y esa gente, que muchos años después, continuaba reuniéndose para comentar lo ocurrido. En cada uno de esos comentarios había una mezcla de resignación, dolor y esperanza. Una pequeña luz de esperanza de que San Juan se convertiría en la "ciudad más moderna del país”, slogan al que al tiempo se agregó "y la más limpia”.

Ahora creo que estas expresiones o deseos se quedaron en carpetas esperando que se concreten. El tema es que ya habilitado para acompañar a mi madre y hermanos mayores al centro de la ciudad Capital, viví la experiencia de conocer el San Juan del pos terremoto. Descubrí una zona céntrica bulliciosa y la visita a la casa "Gath & Chávez" fue para medirnos los "Gomicuer", y también el guardapolvo que usaríamos para comenzar las clases de ese año, en la Escuela Leandro N. Alem.
Recuerdo que la ciudad era de veredas angostas y no tenía árboles, muy distinta a las calles de mi barrio. Los comercios estaban uno al lado del otro y me llamó la atención el ruido de los coches y colectivos que circulaban por todas las calles aún sin semáforos y con garitas de policías. La iluminación de las calles se sostenía con largos postes de madera, muy pegados a la orilla del cordón de la vereda.

Todavía no sabía leer y menos escribir, pero me daba cuenta perfectamente cuando una tienda vendía cosas para niños. En la vidriera estaban unos lúgubres y momificados maniquíes, representando a la madre y al hijo. Se trataba de la tradicional "La Mimosa".

La mercadería o alimentos se compraba en "Casa Café Finos Cáliz". En ese lugar mi madre la encargaba y luego la llevaban al domicilio.

Han pasado muchos años. Esa ciudad pos terremoto sólo quedó en mi mente y en las fotos que mi padre plasmó con su cámara. De la misma forma "la ciudad más moderna del país” se quedó sólo en la ciudad más nueva, y como no la barrieron, no pasó a ser la más limpia.

Hoy somos casi 700 mil sanjuaninos los que por una u otra circunstancia pasamos por esa ciudad totalmente cambiada y en la que ya casi nadie habla de ese terremoto que marcó un antes y un después.