Señor director:
En medio de esta casi desolada ciudad, las hojas amarillentas de los árboles caen con suavidad. Forman una alfombra mágica en calles y plazas desiertas. En este contexto, la realidad permite sentirse inmerso en una película de ciencia ficción, con personas sin rostros a la vista, cubiertos por protección. En medio de todo este presente, la escenografía mágica del otoño, brinda belleza y romanticismo a la residencia del sol. De inmediato me remonto a tiempos pretéritos. El de un café otoñal y una charla amena en un bar con vidrios empañados y una dulce canción de fondo. Pero el frío de la soledad me dice otra cosa. Ahora es tiempo de quedarse en el hogar. Hurgar entre libros y recuerdos, aquellas etapas que dejaron huellas en el alma. Una estación de plena reflexión y la búsqueda en medio del silencio, con la hidalguía de reconocer la fragilidad humana. Pero a la vez, proyectarse hacia un futuro multicolor que permita el tránsito feliz hasta el crepúsculo de la vida.
Ramón Ochova
Poeta costumbrista
