El momento histórico cuando el Graf Zeppelin volaba en los cielos de Buenos Aires, inmortalizado en postales.

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Llegar a la Argentina desde el Viejo Mundo exigía a principios de 1930 una travesía en barco que duraba más de dos semanas. Por otra parte, los vuelos de larga distancia seguían siendo un reto para los aventureros. En 1927 Charles Lindbergh había cruzado el Atlántico en su legendario avión "Spirit of Saint Louis”. A pesar de que las primeras aerolíneas comenzaban a levantar vuelo, la aviación intercontinental de pasajeros se encontraba en sus inicios. Entre ellas la "Deutsche Lufthansa Aktiengesellschaft”, fundada en 1926. No es difícil imaginar la expectativa que causó la aparición de la plateada estructura del dirigible "LZ 127 Graf Zeppelin” en los cielos de Buenos Aires. Fue el 30 de junio de 1934, a las seis de la mañana. La "ballena voladora”, como la llamaron quienes la vieron pasar, por sus 236.6 metros de largo y 30,5 metros de diámetro, venía en vuelo oficial desde la ciudad de Friedrichshafen, Alemania. El "Graff Zeppelin” fue fabricado en 1928 y había cruzado varias veces el océano. Con su nave hermana el "LZ 129 Hindenburg” había efectuado desde 1932 un servicio quincenal entre Alemania y Brasil. Los diarios más importantes del país como La Nación y La Prensa, publicaron informes sobre la nave, que era capaz de permanecer más tiempo en el aire que cualquier otra, gracias a su capacidad de carga de 105.000 metros cúbicos de gas y 26 tripulantes. Llegó a las 8:47 horas a Buenos Aires, aterrizando en Campo de Mayo. Según cuentan las crónicas, luego de largar parte de su lastre de agua, quedó amarrado a pocos metros del suelo. Fue escoltado por siete aviones militares. Su estadía no duró mucho más que una hora. En ese lapso se entregaron saludos y distinciones. Era para muchos, reflejos del buen momento que atravesaban las relaciones entre Argentina y el país germano, después de una etapa que había estado signada por las secuelas de la posguerra. En 1934, un avión del "Sindicato Cóndor”, rompió el récord establecido por el "Graf Zeppelin” de siete días desde Alemania a nuestro país en sólo seis días. Luego, los aviones mejoraron sus marcas tardando solamente tres días. La majestuosidad del "Cigarro” como lo llamaban en su patria, había quedado obsoleta.

 
Por Carlos R. Buscemi  –  Escritor