Señor director:


Hoy, los sanjuaninos conmemoramos el nacimiento de Doña Paula Albarracín de Sarmiento. La evocamos en ese humilde hogar, bajo la higuera, hilando el porvenir de su familia. Aún palpita entre sus paredes su espíritu educador, sobre los hijos. Su arma poderosa fue el trabajo con el que venció sus desasosiegos económicos. Y en ese nido familiar inició su vuelo de águila, su hijo: Domingo Faustino Sarmiento. Paula Albarracín nació en la ciudad colonial el 27 de junio de 1774; ciudad chata de calles polvorientas, alumbrada en las esquinas, por la menguada luz de faroles; pero donde el sentimiento patriótico surgía en cada fecha engalanándose con sus casonas pintadas de blanco y sus veredas limpias de baches y charcos. Y en esta ciudad, en el barrio "Carrascal'', la joven Paula, levanta en el solar heredado, su futuro hogar. Ella dirige, educa y forma a sus hijos, suple al marido y lo honra. Sus afanes materiales no la distraen de los cuidados espirituales y según su hijo oía misa sábados, domingos y lunes bajo la guía inteligente del presbítero José María de Castro Hurtado. Sarmiento heredó de su madre sólidas virtudes: perseverancia, fe, afán de lucha sin pausa, voluntad fuerte, firmeza de las decisiones. Doña Paula vivió pobre pero con un altísimo concepto del honor en su casona. Allí murió el 21 de noviembre de 1861 a los 87 años de edad, enviando su bendición a su hijo amado, ausente. En el libro "Recuerdos de Provincia'', Domingo evoca y exalta a su madre con palabras tiernas y conmovedoras, elevándola a los altares de la inmortalidad. Por representar los valores femeninos, el Gobierno de la Provincia declara por Decreto del 11 de septiembre de 1956, el día de su natalicio, 27 de junio, como el "Día de la Madre Sanjuanina.



Ernesta Rombolá Dibella de Belbruno
Profesora en Letras