Se realizó la gran marcha de un perenne gremialista: Hugo Moyano. Vimos un cúmulo de ignorantes que se dejan arrear hacía la indecencia, tal lo que acostumbra el peronismo de vieja data. Mientras se pavoneaban estos inescrupulosos personajes, ávidos de protagonismo, llamaban la atención de las cámaras televisivas acentuaban las palabrotas obscenas. Pero muy "finas'' para meter la mano en la lata que, para eso se hizo la marcha. Demostrar que son inocentes angelitos y lo que se dice de su vida acaudalada es sólo un invento del periodismo. Sin embargo, no es precisamente la misión de esta carta. Mi propósito es otro y que la Justicia se encargue de la indecencia de estos personajes que, para no ser investigados recurren a estas marchas voluminosas para imponer temor.


Lo indecente y obsceno es que, de una buena vez el gobierno debe prohibir este tipo de desplazamientos. Éstos perjudican a los que no tenemos nada que ver con que se pare un día entero la vida cotidiana de los argentinos, que luchan por sobrevivir hasta fin de mes, sin molestar a nadie.


Dirían que los paros y los piquetes están contemplados: ¿en dónde?


Es inaudito que conviertan en un mamarracho a la gran y bella ciudad de Buenos Aires, mundialmente famosa, que compite con otras bellísimas ciudades internacionales. Pero están este tipo de personas, que, con vergonzosos eventos organizados por un populacho obsoleto, todos los años inventan cómo destruir la ciudad, cómo parar el tránsito, cómo "molestar'' a la ciudadanía que colabora calladamente con los gastos que significan estas marchas malolientes.


No pido disculpas porque el enojo me sobrepasa. Estimo que el gobierno por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), puede poner fin de inmediato a estos viles acontecimientos "para preservar'' el normal desenvolvimiento del resto de los habitantes perjudicados. Y, darle lugar a las marchas en algún lugar convenido en los alrededores de Buenos Aires y no deben sobrepasarse del lugar asignado a tales fines.