Corrían los años "30 del siglo pasado, y las nuevas ofertas de trabajo exigían a los jóvenes a pensar muy seriamente en su capacitación ante el avance de las nuevas tecnologías y así acceder a un puesto requerido por las empresas, como así emprendimientos personales. Empezaba el éxodo de jóvenes a las grandes ciudades atraídos por ofertas laborales y el campo empezaba a quedar olvidado. Estas oportunidades de nuevas carreras se ofrecían publicitadas o divulgadas en las revistas de época, como por ejemplo "Leo Plan", "Caras y Caretas", y muchas más, que entre sus páginas aseguraban al lector el éxito soñado y sin moverse de su domicilio. Muchos lectores y ante las exigencias de los empleadores veían en estas "carreras" su futuro asegurado, capacitándose solo enviando un cupón y módicas cuotas mensuales. Entre muchas academias, todas de Buenos Aires, encontramos a: "Academias Pitman", "Escuelas Internacionales", "Instituto Panamericano", "Ateneo Técnico y Comercial", "Universidad Femenina", "Escuelas Zier", "Universidad del Pueblo", etc.

 

Con más de 140 ofertas educativas o carreras de estudio por correo, ofreciendo cursos que ahora serian impensados. Las academias y en su afán de captar "alumnos", ofrecían distintas ventajas, como por ejemplo a los cursos de mecanografía enviaban una máquina de escribir de singular belleza, toda una joya consistente en una caja de madera con todo el teclado, (ver foto) para ejercitar los dedos y memorizar el teclado. Otras academias par los cursos de bordados y costura, enviaban a sus alumnas una pequeña valijita forrada en cuero de cocodrilo con hilos de seda, moldes, y un bastidor de madera con la tela a bordar, elementos que todavía conservo, pues mi padre y mi madre realizaron los cursos por correo de estas academias. Los tiempos han cambiado, el mundo se ha informatizado y robotizado, pero de algo estoy seguro, que el saber en todos los tiempos no ocupa lugar.

 

Por Leopoldo Mazuelos Corts      Dirigente vecinal